Coloquio de flauta y viento, de Óscar Castro.


  •  
    • Luna de cantos mojados,
      pulida de viento y alba.
      Calles de esquinas desnudas.
      Casas de ciegas ventanas.


      En una esquina sin nadie,
      el viento encontró a la flauta;
      sobre el agua de la música
      se le murieron las alas
      y se vistió de colores
      como un país en un mapa.

      Por las aceras desiertas
      iban el viento y la flauta.
      Como el viento estaba herido,
      la música lo llevaba.

      Iban buscando los ojos
      de los niños qué soñaban
      para lamerlos de azul
      con su caricia delgada.

      Con la frescura del canto
      los hombres se despertaban
      y se dormían de nuevo,
      entre el sonido y el alba.

      Quebró su junco la música;
      el viento giró buscándola.
      Quedó la calle ceñuda
      como una mala palabra.

      Gallos batieron las alas
      para que el canto volara.

      En la cubierta del día
      se deshojaron campanas.

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